domingo, 24 de enero de 2016

La educación, despacio y con buena letra

Hola a todos,

Antes de que finalice esta primera parte del máster, querría aportar mi granito de arena a esta especie de diario que hemos creando en pocos meses.
Casualmente, y digo 'casual' porque realmente fue inesperado, un amigo me hizo llegar hace dos días un texto de un sociólogo y filósofo llamado Bauman. El texto, bueno, mejor dicho 'libro pequeño', se titula 'Los retos de la educación en la modernidad líquida'. Con ese título, ¡no pude evitar tener curiosidad! ¿Modernidad líquida? ¿Retos? ¿Porqué? (David, has hecho mella en nosotros, ¡ahora nos hacemos multitud de preguntas por todo!) Así pues, me embarqué en su lectura.
No querría resumir  en su totalidad el texto, pues creo que sería interesante que tuvierais la oportunidad de leerlo vosotros. Sin embargo, si me gustaría compartir con vosotros las preguntas que me he hecho y las respuestas que, gracias a mi ahora mayor sentido crítico sobre la enseñanza, he podido plantear.

 ¿Modernidad líquida?
Efectivamente, como bien podréis imaginar con 'líquida' entendemos algo que es indomable, que no tiene forma, que se adapta, y más importante todavía, que no es duradero. Según Bauman, la modernidad es algo que cambia constantemente y que no dura. Explicaré esto un poco mejor. ¡Claro que dura! Sin embargo, en la modernidad esperamos que todos nuestros logros sean rápidos e inmediatos y que, encima, puesto que nos cansamos cada vez más rápido de las cosas, queremos sustituir constantemente y cuanto antes. Queremos productos y no procesos. Como bien dice Bauman, ¡somos unos impacientes! Lo queremos todo ya y ahora, y si puede ser fácilmente, mejor.

Bueno, ¿y qué tiene que ver esto con la educación?
Yo creo que más allá de lo que el texto en sí nos presenta (aviso a navegantes, ¡uno corre el riesgo de perderse entre tanta metáfora y comparación!), la pregunta más importante corresponde con el sugerente título del texto. 'Enseñanza' y 'retos' son las dos palabras clave.

Entonces me planteo, ¿está reñida la educación con una sociedad moderna y 'líquida'?
Para mí, la educación es un proceso (atención, 'proceso', justo lo que parece que la modernidad rechaza) largo en el tiempo, que requiere esfuerzo y que poco tiene que ver con un título académico recibido en un momento determinado. ¿Que la educación da sus 'productos'? Sí. Pero no me atrevo a decir ni cuándo ni dónde, ni cuántos, ni cuánto duran en nuestras mentes. ¿Acaso dejamos de 'ser educados' en algún momento? Creo que la educación va más allá del contexto académico, todo en la vida nos va conformando como seres 'educados' Y no me refiero a `polite' como diría la filóloga inglesa que llevo dentro. Entonces, si es un proceso que dura toda nuestra vida, no parece encajar con esa demanda de inmediatez de la sociedad actual.

Así, ¿está reñida o no?
No lo creo, qué mejor que servir de contrapartida a la modernidad. Podríamos decir que la educación es lenta, larga, duradera; al contrario que las demandas de la sociedad, que espera que todo sea rápido, fácil, inmediato y sin importar la duración, pues nos cansamos pronto de todo. Desde mi humilde impresión, creo que la educación tiene el valor que tiene precisamente por ser cómo es, por hacer mella en nosotros de forma lenta y en el tiempo. Personalmente no creo que se pueda conseguir nada en la vida con prisas, por mucho que nos empeñemos. Despacio y con buena letra, como dice nuestro refranero.

Se me plantea pues, otra pregunta, ¿podría la educación, si no cambiar, adaptarse a esta impaciencia 'moderna'? 
Creo que sí, y que se está consiguiendo. Véase por ejemplo el cambio de métodos meramente tradicionales a otros actualizados y rápidos que se están implantando en la enseñanza de idiomas por ejemplo (¡Aprenda inglés en 10 días!, nos dicen por ahí...). O sin ir más lejos, la implantación de nuevos soportes digitales. Así pues, creo que se pueden conseguir los mismos resultados, o mejor dicho efectos, de la enseñanza aun utilizando otros métodos que se adapten mejor a las necesidades y demandas de la sociedad actual. Si el método es bueno (lo sé, ¿y qué es 'bueno'?), aun siendo rápido y fácil, por ejemplo, la enseñanza hará la misma mella que hacía hasta ahora y esos conocimientos adquiridos serán duraderos para nosotros, y no simplemente inmediatos y con fecha de caducidad. 

Esta es una aproximación de las ideas que he sacado a relucir de este texto. Siendo sincera, me ha aportado mucho su lectura, quizás diría que me ha dado respuestas a preguntas que ni siquiera me había hecho hasta ahora. Sobre todo me ha dado explicaciones a comportamientos actuales de la sociedad que es obvio que ocurren pero no me había planteado el porqué. Es por todo esto por lo que quería compartirlo. Si algún valiente se anima le dejo aquí el enlace del texto y le animo a opinar también. ¡Si nadie se ha dormido por el camino leyendo tanto texto un domingo por la mañana!


Feliz domingo a todos (y ¡feliz evaluación final!)

Marta Muñoz Ramal

1 comentario:

  1. Muchas gracias Marta por compartir este texto. Mi relación con Bauman se remonta a hace una década, por aquel entonces aún no había abusado tanto de la "liquidez" para titular sus obras :P
    Creo que lo líquido para Bauman refiere a la cuestión de flujo, de corriente. Hace también alusión al constante cambio, a la volatilidad de las certezas. El hombre moderno no puede permanecer estable, sino que está en continuo cambio. Hoy en día cambiamos de pareja, de trabajo, de ciudad, de ideología, de partido político, de equipo de fútbol, de gustos, de opiniones de manera fluida y constante.
    Y ante esta realidad que fluye, la educación debe crear nuevos modelos para responder a los retos que se le plantean. Bauman da cuenta de alguna pista para cambiar el modo en que nos aproximamos a la educación. Muy, muy interesante.
    Si os interesa Bauman os recomiendo que, con tiempo, acudáis a su idea de identidad, a la importancia de la gestión de las incertidumbres y la ambivalencia y de la relación con los otros y su otredad, así como su característica descripción de la distopía.
    Un saludo,
    Laura Bautista

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