Aunque un poco desfasado en el tiempo, lo siento, comparto aquí el análisis que hice de la película "La Clase", tras haber escuchado los audios y demás. Ojalá interese y sea de utilidad. En esta ocasión particular me dio mucha más pena no haber presenciado el debate por estar fuera, fue genial.
Un abrazo.
Paula.
ANÁLISIS: PELÍCULA LA CLASE (ENTRE LES MURS) – Laurent Cantet
1.-
¿Qué significa para ti -si significa algo- la metáfora del “muro” (del título
original “Entre les murs”)?
Tras haber visto la película, debo decir que mi
primera reacción fue un poco de sorpresa, ya que me esperaba una clásica
historia semi-idealizada ubicada en el ámbito educativo, este tipo de historias
que, cuando las vemos en películas, los profesores y profesoras nos sentimos
ligeramente alejados, como si se tratase de una historia de ficción. Sin
embargo, esta película muestra con enorme realismo el contexto escolar, ubica a
la perfección la posición del profesor y de los alumnos. Cualquier persona que
haya dado clase en Secundaria, y no necesariamente en una institución con una
problemática social tan compleja, se siente identificado minuto tras minuto. Esta
película no necesita una banda sonora de fondo que refuerce los sentimientos
que genera, ni una historia particularmente dramática con la que captar el
interés. Simplemente muestra la clase como es, sin tintes, sin adornos. Y de la
misma forma que acierta drásticamente en la estética y en la forma, acierta en
el título.
La metáfora del “muro” que propone el título creo
que trata de reflejar de forma simbólica un sentimiento profundo que se instala
en algún momento en el interior de cualquier persona que, día tras día, hace su
vida dentro de una institución educativa. Y me refiero, literalmente, DENTRO de
ésta. Especifico de esta manera, ya que una de las cosas que la película resalta, es la
enorme distancia que existe tanto a nivel discursivo como en actitud, entre los
internos y las personas externas (que, en este caso, han sido familias o
algunos representantes del Consejo Escolar). Se siente cómo las realidades que
viven son diferentes. La camaradería que existe entre los profesores, la
comprensión y el diálogo a pesar de tener opiniones muy diferentes, resalta
cuando éstos se enfrentan a personas externas, quienes sentimentalmente no
comparten ni pueden comprender la situación, quienes juzgan con facilidad y
defienden posturas que, si bien pueden ser coherentes y argumentadas, no están conectadas
con el profesor o con la realidad del alumnado.
Como si de una cárcel se tratase, cuyos códigos y
significados solo pueden comprender en su totalidad las personas que sobreviven
entre sus límites, marcados por sus muros, la escuela actual se presenta como
una institución similar, cuya compresión integral se encuentra al alcance
únicamente de las personas que día a día conviven en este espacio. Entender las
relaciones, las conductas, las reacciones, los sentimientos que se generan
dentro de la institución, solo es posible cuando se ha vivido y convivido en
los márgenes de estos muros.
2.-
¿Qué metodología de enseñanza emplea François, el profesor? ¿Reconoces la
epistemología en la que se basa? ¿Te parece apropiada? ¿Tiene éxito? En
relación a la anterior pregunta, ¿por qué crees que tiene éxito o no? ¿Crees
que depende sólo de la metodología o de algo más?
François, respecto a su metodología y a la
epistemología que utiliza, más que encasillarla, diría que tiene varias
características que conviene resaltar.
Una primera impresión es que este profesor no se
sale de la tradicional estructura de clase magistral, estando él al frente de
la clase y los chicos y chicas sentados en sus pupitres, los cuales están
distribuidos el líneas horizontales y por parejas, mirando hacia el profesor,
habiendo elegido ellos mismos sus ubicaciones y manteniéndose éstas durante
todo el año.
Por otro lado, cabe resaltar que François trata de
estimular la participación de todos y todas, estableciendo una comunicación
bidireccional, aunque se nota que centra más su atención en unos pocos, en los
que más resaltan dentro del aula, por diversas razones y conductas. Con esta
participación intenta conectar los contenidos que enseña con las experiencias
de los alumnos y alumnas, quienes por inquietud real o por motivos mucho menos
académicos tienen interminables preguntas. François trata de no perder el hilo
de sus clases, responde a todo sin reparo y trata de conectarlo, aunque suele
llegar un punto en que los chicos le “ganan”, por así decirlo, y logran que el
contenido de la clase pierda relevancia. Esta situación, cuando formativamente
se llega a algo y se logra una mejora en la relación profesor-alumnado, se
siente que ha valido la pena y la satisfacción es enorme aunque el hilo de la
clase se haya perdido, pero en caso de concluir en conflicto, genera una enorme
frustración en el profesor y malestar en el alumnado.
Respecto a lo anterior, es evidente que François
considera de enorme relevancia cuidar la relación con su grupo de tutoriados. Por
ello, se muestra tolerante y abierto, y para la resolución de cualquier tipo de
conflicto utiliza el diálogo abierto y sincero, evitando el castigo en lo
posible. Me recuerda a la lectura de Keith Johnstone en la que describe la
metáfora del balancín en relación con los estatus que mantiene el profesor en la
clase. Se aprecia de un modo excelente ese juego de estatus que describe el
autor, donde cada conversación, cada comentario, por parte tanto de los alumnos
como del profesor, implica diferentes momentos y luchas por aumentar o
disminuir el estatus. Decía el autor que el placer que conlleva portarse mal
deriva en parte de los cambios de status que uno provoca en un profesor[1]. Esto se hace
evidente en cada clase, donde el profesor juega constantemente con sus alumnos,
logrando en ocasiones elevar su posición, y en otras siendo relegado a un
estatus bajo, que le pone en una situación de vulnerabilidad que los alumnos
aprovechan. Si enmarcamos todo esto en un estilo docente, podríamos quizá
afirmar que trata de ser un profesor democrático, muestra sinceridad y
generalmente respeto a sus alumnos y alumnas, habla con ellos de igual a igual
pero no pierde su rol de profesor y hace uso de su autoridad cuando la
situación lo requiere. Sin embargo, como demuestra la película, mantener este
estilo no resulta sencillo. Y por ello, cuestiono la conveniencia de enmarcar
estilos ideales, ya que si bien esto puede resultar motivador para mejorar como
docente, también puede ser fuente de frustración al tener un modelo ideal de
enseñanza que no puede ser cumplido
siempre.
Sin duda, la filosofía que aplica tiende a ser más
de tipo humanista, François no prioriza los cognitivo respecto al desarrollo
emocional y social, sino que toma en cuenta las tres perspectivas e intenta
integrarlas en cada una de sus clases.
En lo que se refiere al aprendizaje a nivel
cognitivo, sobre procesos de enseñanza y aprendizaje, la película no da tantos
datos sobre las clases para poder afirmar que utiliza un enfoque específico u
otro, aunque sospecho que es constructivista. Sí podemos notar, como comenté
anteriormente, que trata de conectar sus clases con la realidad, intentando
dotar de sentido el aprendizaje, buscando conexiones con los esquemas previos
de su alumnado. Esto se aprecia en el trabajo que realizan durante todo el año
de sus autobiografías, mediante el cual trabaja diversas habilidades motivando
a sus alumnos y alumnas a través de una tarea donde ellos y ellas son
protagonistas y ejecutores directos. Pero François no siempre logra establecer
relación entre el contenido y las vivencias de su alumnado. Un ejemplo muy
interesante de las intervenciones que hacen los chicos es cuando hacen
explícita la desconexión personal que sienten con lo que François intenta
enseñarles, en la escena que muestra el reproche que le hacen sus alumnas por no
utilizar nombres “no gavachos” en sus ejemplos, ya que sienten que estos
ejemplos están desconectados de la realidad en la que ellos viven, al ser
mayoritariamente de origen inmigrante. Esos detalles, que en el momento
François considera irrelevantes, pueden tocar de forma sincera la
susceptibilidad de un estudiante, son detalles llenos de sentido, en este caso
asociado al contexto sociocultural en el que se desenvuelven, que para el
profesor resulta irrelevante, pero para el alumnado supone mostrar una actitud
más o menos propensa al aprendizaje. Otro momento en el que esto ocurre, es
cuando cuestionan la utilidad de los tiempos verbales que están aprendiendo, al
ser utilizados únicamente en ambientes “snobs”, los cuales ellos rechazan. Estos
ejemplos, además de un significado a nivel cognitivo, referido a la desconexión
de los contenidos con los conocimientos y vivencias de los alumnos, tiene
consecuencias a nivel motivacional (ya que en este caso la motivación hacia el
aprendizaje va a ser negativa al haberse generado un rechazo frontal hacia los
ejemplos que el profesor pone), y un significado sociocultural asociado a la
identidad étnica de los estudiantes[2] (ya que se puede asumir
que los contenidos curriculares, así como la formación del profesor, están más
centrados en una enseñanza dirigida a personas de contextos socioeconómicos
mucho más favorecidos, lo que en sí supone una forma de discriminación sutil
respecto al acceso al aprendizaje en condiciones de equidad de personas de
origen cultural minoritario y socioeconómicamente más deprimido).
La película, más que en lo cognitivo, se centra más
en el plano relacional. Lo que sí es claro que es François toma en cuenta no
sólo el factor cognitivo y conductual a la hora considerar acciones hacia sus alumnos,
sino que le da una enorme relevancia a factores sociales y psicoafectivos, y
sospecho que es por esta razón que una buena parte de su hora de clase la
dedica a escucharles, así corra el riesgo de ver amenazado su estatus. Un
detalle que toda la película se encarga de mostrar es la sensibilidad y
reactividad de los alumnos ante las palabras. El discurso de un profesor no
debe resultar nunca irrelevante, es más, debe utilizarse como factor clave para
favorecer la relación que tiene con los chicos y chicas. De esta forma, si bien
el discurso de François es cercano y procura ser positivo, la misma situación
le lleva a descuidarlo en momentos de flaqueza, en aquellos momentos en los que
su autoridad se ve dañada, propiciando un conflicto que pasa a ser destructivo,
en vez de constructivo. Se ve cómo poco a poco pierde la paciencia; si al
principio ante los conflictos se reservaba después de la clase un momento de
conversación individual con la alumna (como ocurre con Khumba, con quien de
hecho acaba teniendo mucha mejor relación), según avanza el curso y los
conflictos continúan no los trata a nivel individual, sino que trata de
utilizar al grupo para rebajar la posición del alumno o alumna (ocurriendo esto
con las delegadas o con Souleyman). Este es, posiblemente, un factor clave que
hizo que la situación se le fuese de las manos.
Un aspecto que sí se hace evidente es que François
toma en cuenta el momento y los procesos de desarrollo que están viviendo sus
alumnos. Se da cuenta de que son adolescentes, que además de vivir situaciones
sociales determinadas, están en medio de un proceso que requiere paciencia,
escucha y guía. Sabe que sus alumnos y alumnas están desarrollando sus
capacidades, así como elaborando su identidad, resaltando su autonomía respecto
a los adultos pero a la vez mostrando una enorme dependencia al grupo. Son enormemente
egocéntricos y están muy pendientes de las reacciones del resto del grupo ante
sus palabras. Por ello, François dedica mucho tiempo y paciencia a la
discusión, a cuestionar en los debates las formas de pensar dicotómicas,
egocéntricas, seguras e inflexibles de los chicos, a resaltar diferentes puntos
de vista (como, por ejemplo, se aprecia en el momento en que saca a alumnos a
la pizarra a defender diferentes cosas), favoreciendo la escucha y la
reflexión.
Con respecto a las preguntas planteadas sobre si me
parece adecuada su metodología, o si tiene éxito o no, creo que ya he
respondido en parte. Es difícil decir sí o no, ya que la complejidad de la
situación dificulta que pueda emitir un juicio de estas características.
Definitivamente, hay aspectos que me parecen muy apropiados, como su defensa de
los alumnos considerando sus situaciones personales y sociales, su rechazo a
los castigos entendiendo que hay soluciones a los problemas que pasan por el
diálogo, el contacto personal, cercano y directo o el intento de conocerles más
y mejor para establecer juicios y evaluaciones. Hay otros aspectos me resultan
menos apropiados, como la rigidez estructural de la clase, la falta de
implicación para mejorar las relaciones entre los alumnos y alumnas favoreciendo
la cooperación y la participación conjunta (más allá de separarles cuando
existe un conflicto verbal), o la falta de contacto individualizado con ellos
(el contacto a nivel grupal con adolescentes de esta edad será muy diferente a
nivel de cercanía y compromisos que si se da a nivel individual, ya que delante
de su grupo el adolescente siempre mostrará una faceta de sí mismo que esté en
conformidad con las expectativas de su grupo, lo cual no ocurrirá si se le
reúne solo con el profesor). El éxito en este sentido es parcial, finalmente se
muestra que sí ha logrado tener una relación cercana con ellos, que sí ha
logrado favorecer su desarrollo en diferentes áreas y cómo trata que los chicos
y chicas las hagan explícitas y se vuelvan conscientes de su propio aprendizaje.
Pero a nivel individual el éxito no se da, como ocurre en el caso de la alumna
que al final de la película le dice, sola y con una inquietante expresión, que
“no ha entendido nada”, o en el caso de Souleyman, con quien sus buenas intenciones
se quedan en nada por falta de iniciativa y de colaboración y contacto directo
con él. El éxito, definitivamente, no solo depende de la metodología explícita,
sino de una serie de habilidades personales como profesor que deben ser
entrenadas, de una autorreflexión y una flexibilidad personal expresada día a
día, de factores externos (familia, sistema educativo, condiciones sociales,
etc.) cuya influencia diaria mina la voluntad y el esfuerzo tanto de alumnos
como de profesores (lo cual se refleja de un modo muy interesante en el debate
que tienen los profesores sobre hasta qué punto tomar en cuenta las
dificultades familiares de Souleyman para convocar o no un consejo
disciplinario, pero sí toman en cuenta las dificultades de Wei cuando su madre
es detenida). Es por esto que el éxito, respecto a nuestra responsabilidad como
docentes, viene asociado a nuestra implicación a nivel personal y también
político y social.
3.- ¿Crees que el profesor
protagonista está “desbordado” por la situación? ¿Qué queremos decir con eso?
¿Qué le desborda? Y el adolescente protagonista que es finalmente expulsado del
instituto, ¿está también “desbordado”? ¿Es el mismo tipo de “desborde”? Si
comparas a Souleyman con sus compañeros, ¿en qué se diferencia?, ¿pueden gestionar
la situación igual?
Por un lado, respecto a François, podemos
pensar en un sentido más coloquial de la expresión que, efectivamente, llega un
momento en el que está desbordado, la situación ya no puede controlarla, los
condicionantes le ganan, le saturan, sus reacciones ante sus alumnos y alumnas,
en el momento de mayor conflicto, se vuelven impulsivas. Esto lleva a que se
genere una situación de tensión muy fuerte, una especie de lucha de poder. Es
un momento particular en el desarrollo de sus propias habilidades como
profesor, que necesariamente le llevan a un conflicto consigo mismo que le
hacen cuestionarse sus formas, evaluar sus contradicciones respecto a lo que quiere
hacer y a lo que hace en realidad, repensarse como profesor. El desborde viene
dado no tanto por los alumnos en sí, ya que su postura defensora constante da a
entender que se auto-inculpa en parte por los hechos que se van sucediendo,
sino por un sentimiento de frustración que viene por no ser capaz de controlar
la situación como quisiera hacerlo, por no lograr influir más en sus alumnos y
alumnas, por la impotencia al no saber qué hacer o cómo mejorar ante las
problemáticas familiares y sociales que aquejan a sus estudiantes. Creo que el
sentimiento exacto que parece reflejar François en sus peores momentos es ese,
impotencia. Pero continúa con su labor, aparentemente impasible, manteniéndose
sonriente, calmado y cercano, como asumiendo, resignado, que así es su trabajo,
su realidad.
Souleyman es un caso diferente de
desborde, representado finalmente en la pelea que tiene con su profesor. Por un
lado, se nos da a entender que en su familia existen problemas, empezando por
el hecho de que su madre no habla el idioma local, y sospechamos que su padre
tiene poca implicación directa en la educación del chico, al no acudir a
reuniones y al saberse únicamente rumores sobre él. Esto se suma a una evidente
falta de comunicación, lo que lleva a una perspectiva sesgada y poco realista de
la madre sobre las actitudes de su hijo. Esto nos hace pensar que,
familiarmente, Souleyman no recibe apoyo efectivo de sus padres, aunque quizá
sí de su hermano, figura que François debió de tomar más en cuenta como apoyo.
Por otro lado, respecto a su forma de ser, se aprecia un carácter enormemente
reservado, y una apariencia ante sus compañeros de indiferencia ante todo. Está
a la defensiva, no admite ningún tipo de crítica al tomársela como personal, y
tiene reacciones altamente agresivas ante cualquier persona. Su dependencia del
grupo es enorme, se nota que la aprobación de éste hacia sus conductas son muy
relevantes para él (se refleja en las preguntas que hace al profesor,
normalmente con intención de quedar de gracioso o de rebelde, o en el momento
en que expone su autobiografía y sus compañeros hablan bien de su trabajo,
donde se refleja en su rostro una evidente felicidad). Su conexión con su grupo
de iguales es muy relevante y cercana, y su actitud ante cualquier tipo de
autoridad parece distante. Sus intereses y conductas vienen claramente
determinadas por su grupo. Todo ello está obviamente relacionado no solo con
sus circunstancias sociales o familiares, sino con su momento de desarrollo
cognitivo, social y psicoafectivo[3].
Podríamos decir que Souleyman se ve desbordado cuando se suman las
características asociadas a su momento de desarrollo, sus dificultades
familiares, y la falta de cercanía y apoyo de los profesores del colegio. Este
último factor es fundamental, desde el principio se aprecia la falta de voluntad
del profesorado en apoyarle, hablan de lo
que hace, pero no hablan del porqué
lo hace. Incluso trivializan, a fin de quitarse la punzada en su conciencia
(falta de tiempo, por ejemplo), el hecho de haberse saltado fases que podrían
haber sido de ayuda para evitar la expulsión de Souleyman, la cual
probablemente supondrá un punto y final en sus posibilidades educativas y de
inserción social.
Dentro de que el tipo de desborde no es el
mismo, como ya he descrito, del profesor y del alumno, sí se da la
circunstancia de que los momentos más críticos de ambos coinciden en el tiempo,
y uno y otro influyen en sus respectivos desbordes. No solo lo personal, sino
las circunstancias y los diferentes sistemas[4] en los
que se mueve cada uno, han supuesto factores decisivos para que la situación se
tornase aparentemente irremediable.
Respecto a las diferencias entre Souleyman
y sus compañeros, lo que el film muestra de forma más significativa es en lo
respectivo a su apoyo familiar. En las reuniones que François mantiene con los
padres, aunque sí existen diferencias entre ellos, se evidencian distintos
niveles de preocupación e implicación, así como el intento de dialogar sobre
sus inquietudes con el profesor. Son padres y madres que demuestran, de un modo
más o menos profundo, interés por conocer a sus hijos y una visión parece algo
más realista de ellos. Sin embargo, los familiares de Souleyman muestran
completo desconocimiento, evidencian la nula comunicación que parece haber en
su casa, su madre además adopta una postura negacionista y reacciona con el
profesor como si éste fuese más una fuente de conflicto que un apoyo. Las
mismas reacciones se aprecian en Souleyman, la falta de diálogo, la aparente
indiferencia, la reactividad ante las críticas, el poco control de sus impulsos
y estar a la defensiva. Todo ello, sin duda, marca una diferencia muy
importante con sus compañeros y compañeras respecto a cómo afronta sus
problemas y los conflictos que tiene con su profesor.
Por lo que la película es genial es porque
refleja exactamente lo que se conocen entre sí, en un contexto habitual, los
alumnos y los profesores. No expone planos de sus vidas familiares,
conversaciones aparte para comprender la situación, sino que refleja
exactamente lo que el profesor sabe y vive, dejándonos con muchas incógnitas
que son, exactamente, las mismas incógnitas sobre la vida y circunstancias de los
alumnos, que el profesor no sabe ni sabrá, o bien porque no se le permite, o
quizá por forzarse a ser indiferente para implicarse lo menos posible con las
dificultades de los chicos y las chicas, dejando de esta manera que sus
fracasos sean asumidos como inevitables, y sus logros como motivos de alegría,
facilitando así su supervivencia y el mantenimiento de una conciencia
tranquila. Aunque suene duro, y lejos de culpar de forma directa al profesor,
esta es la realidad, curiosamente en Francia, en España, e incluso en Perú (que
es donde más experiencia directa tengo). Y si queremos que sea diferente no
debemos olvidar que nunca debemos perder la ilusión con la que inicialmente
entramos a la docencia, el fomento de grupos de apoyo entre profesionales, así
como la acción directa no solo en el colegio sino saliendo de los muros que lo
delimitan y que pretenden hacernos creer que nuestro campo de acción solo está
dentro de la institución.
[1] Johnstone,
Keith. Impro (1990). Pág. 26
[2]
En los apuntes del módulo de Iborra, A; Nogueiras, G; y Herrero; D. Desarrollo en la Adolescencia (2015), se
resalta el concepto de Identidad étnica
para enfatizar la relevancia este aspecto de la identidad en el desarrollo del
adolescente. Como docentes, tomar en cuenta el origen cultural y étnico de
nuestros estudiantes es un factor fundamental para comprender desde sus
perspectivas el significado que van a otorgar a lo que enseñemos, en función
del grupo étnico del que pertenezcan. Personalmente, habiendo dado clases en
Perú, comprendo la relevancia que esto tiene, ya que sino me adaptaba a la
realidad cultural peruana para mis clases, tanto en mi discurso como en el
contenido, éstas se tornaban absolutamente indiferentes para mis alumnos y
alumnas. Y este es un esfuerzo importante que sin duda todo docente debe
considerar.
[3]
En este punto, los comportamientos que se perciben en Souleyman corresponden de
forma evidente con lo que el autor Robert Kegan describe como etapa interpersonal del desarrollo.
[4]
Es interesante considerar aquí el modelo ecológico de Bronfenbrenner, mediante
el cual podemos analizar la situación de profesor y alumno en relación con sus
microsistemas (el colegio), mesosistemas (relación colegio-familia),
exosistemas (sistema educativo, servicios sociales, barrios), y macrosistemas
(valores culturares de procedencia y del país en el que se encuentra
actualmente).
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