jueves, 21 de enero de 2016

Análisis de la película "La Clase"

Buenas a todxs!
Aunque un poco desfasado en el tiempo, lo siento, comparto aquí el análisis que hice de la película "La Clase", tras haber escuchado los audios y demás. Ojalá interese y sea de utilidad. En esta ocasión particular me dio mucha más pena no haber presenciado el debate por estar fuera, fue genial.
Un abrazo.
Paula.

ANÁLISIS: PELÍCULA LA CLASE (ENTRE LES MURS) – Laurent Cantet
1.- ¿Qué significa para ti -si significa algo- la metáfora del “muro” (del título original “Entre les murs”)?
Tras haber visto la película, debo decir que mi primera reacción fue un poco de sorpresa, ya que me esperaba una clásica historia semi-idealizada ubicada en el ámbito educativo, este tipo de historias que, cuando las vemos en películas, los profesores y profesoras nos sentimos ligeramente alejados, como si se tratase de una historia de ficción. Sin embargo, esta película muestra con enorme realismo el contexto escolar, ubica a la perfección la posición del profesor y de los alumnos. Cualquier persona que haya dado clase en Secundaria, y no necesariamente en una institución con una problemática social tan compleja, se siente identificado minuto tras minuto. Esta película no necesita una banda sonora de fondo que refuerce los sentimientos que genera, ni una historia particularmente dramática con la que captar el interés. Simplemente muestra la clase como es, sin tintes, sin adornos. Y de la misma forma que acierta drásticamente en la estética y en la forma, acierta en el título.
La metáfora del “muro” que propone el título creo que trata de reflejar de forma simbólica un sentimiento profundo que se instala en algún momento en el interior de cualquier persona que, día tras día, hace su vida dentro de una institución educativa. Y me refiero, literalmente, DENTRO de ésta. Especifico de esta manera, ya que una de  las cosas que la película resalta, es la enorme distancia que existe tanto a nivel discursivo como en actitud, entre los internos y las personas externas (que, en este caso, han sido familias o algunos representantes del Consejo Escolar). Se siente cómo las realidades que viven son diferentes. La camaradería que existe entre los profesores, la comprensión y el diálogo a pesar de tener opiniones muy diferentes, resalta cuando éstos se enfrentan a personas externas, quienes sentimentalmente no comparten ni pueden comprender la situación, quienes juzgan con facilidad y defienden posturas que, si bien pueden ser coherentes y argumentadas, no están conectadas con el profesor o con la realidad del alumnado.
Como si de una cárcel se tratase, cuyos códigos y significados solo pueden comprender en su totalidad las personas que sobreviven entre sus límites, marcados por sus muros, la escuela actual se presenta como una institución similar, cuya compresión integral se encuentra al alcance únicamente de las personas que día a día conviven en este espacio. Entender las relaciones, las conductas, las reacciones, los sentimientos que se generan dentro de la institución, solo es posible cuando se ha vivido y convivido en los márgenes de estos muros.
2.- ¿Qué metodología de enseñanza emplea François, el profesor? ¿Reconoces la epistemología en la que se basa? ¿Te parece apropiada? ¿Tiene éxito? En relación a la anterior pregunta, ¿por qué crees que tiene éxito o no? ¿Crees que depende sólo de la metodología o de algo más?
François, respecto a su metodología y a la epistemología que utiliza, más que encasillarla, diría que tiene varias características que conviene resaltar.
Una primera impresión es que este profesor no se sale de la tradicional estructura de clase magistral, estando él al frente de la clase y los chicos y chicas sentados en sus pupitres, los cuales están distribuidos el líneas horizontales y por parejas, mirando hacia el profesor, habiendo elegido ellos mismos sus ubicaciones y manteniéndose éstas durante todo el año.
Por otro lado, cabe resaltar que François trata de estimular la participación de todos y todas, estableciendo una comunicación bidireccional, aunque se nota que centra más su atención en unos pocos, en los que más resaltan dentro del aula, por diversas razones y conductas. Con esta participación intenta conectar los contenidos que enseña con las experiencias de los alumnos y alumnas, quienes por inquietud real o por motivos mucho menos académicos tienen interminables preguntas. François trata de no perder el hilo de sus clases, responde a todo sin reparo y trata de conectarlo, aunque suele llegar un punto en que los chicos le “ganan”, por así decirlo, y logran que el contenido de la clase pierda relevancia. Esta situación, cuando formativamente se llega a algo y se logra una mejora en la relación profesor-alumnado, se siente que ha valido la pena y la satisfacción es enorme aunque el hilo de la clase se haya perdido, pero en caso de concluir en conflicto, genera una enorme frustración en el profesor y malestar en el alumnado.
Respecto a lo anterior, es evidente que François considera de enorme relevancia cuidar la relación con su grupo de tutoriados. Por ello, se muestra tolerante y abierto, y para la resolución de cualquier tipo de conflicto utiliza el diálogo abierto y sincero, evitando el castigo en lo posible. Me recuerda a la lectura de Keith Johnstone en la que describe la metáfora del balancín en relación con los estatus que mantiene el profesor en la clase. Se aprecia de un modo excelente ese juego de estatus que describe el autor, donde cada conversación, cada comentario, por parte tanto de los alumnos como del profesor, implica diferentes momentos y luchas por aumentar o disminuir el estatus. Decía el autor que el placer que conlleva portarse mal deriva en parte de los cambios de status que uno provoca en un profesor[1]. Esto se hace evidente en cada clase, donde el profesor juega constantemente con sus alumnos, logrando en ocasiones elevar su posición, y en otras siendo relegado a un estatus bajo, que le pone en una situación de vulnerabilidad que los alumnos aprovechan. Si enmarcamos todo esto en un estilo docente, podríamos quizá afirmar que trata de ser un profesor democrático, muestra sinceridad y generalmente respeto a sus alumnos y alumnas, habla con ellos de igual a igual pero no pierde su rol de profesor y hace uso de su autoridad cuando la situación lo requiere. Sin embargo, como demuestra la película, mantener este estilo no resulta sencillo. Y por ello, cuestiono la conveniencia de enmarcar estilos ideales, ya que si bien esto puede resultar motivador para mejorar como docente, también puede ser fuente de frustración al tener un modelo ideal de enseñanza que no  puede ser cumplido siempre.
Sin duda, la filosofía que aplica tiende a ser más de tipo humanista, François no prioriza los cognitivo respecto al desarrollo emocional y social, sino que toma en cuenta las tres perspectivas e intenta integrarlas en cada una de sus clases.
En lo que se refiere al aprendizaje a nivel cognitivo, sobre procesos de enseñanza y aprendizaje, la película no da tantos datos sobre las clases para poder afirmar que utiliza un enfoque específico u otro, aunque sospecho que es constructivista. Sí podemos notar, como comenté anteriormente, que trata de conectar sus clases con la realidad, intentando dotar de sentido el aprendizaje, buscando conexiones con los esquemas previos de su alumnado. Esto se aprecia en el trabajo que realizan durante todo el año de sus autobiografías, mediante el cual trabaja diversas habilidades motivando a sus alumnos y alumnas a través de una tarea donde ellos y ellas son protagonistas y ejecutores directos. Pero François no siempre logra establecer relación entre el contenido y las vivencias de su alumnado. Un ejemplo muy interesante de las intervenciones que hacen los chicos es cuando hacen explícita la desconexión personal que sienten con lo que François intenta enseñarles, en la escena que muestra el reproche que le hacen sus alumnas por no utilizar nombres “no gavachos” en sus ejemplos, ya que sienten que estos ejemplos están desconectados de la realidad en la que ellos viven, al ser mayoritariamente de origen inmigrante. Esos detalles, que en el momento François considera irrelevantes, pueden tocar de forma sincera la susceptibilidad de un estudiante, son detalles llenos de sentido, en este caso asociado al contexto sociocultural en el que se desenvuelven, que para el profesor resulta irrelevante, pero para el alumnado supone mostrar una actitud más o menos propensa al aprendizaje. Otro momento en el que esto ocurre, es cuando cuestionan la utilidad de los tiempos verbales que están aprendiendo, al ser utilizados únicamente en ambientes “snobs”, los cuales ellos rechazan. Estos ejemplos, además de un significado a nivel cognitivo, referido a la desconexión de los contenidos con los conocimientos y vivencias de los alumnos, tiene consecuencias a nivel motivacional (ya que en este caso la motivación hacia el aprendizaje va a ser negativa al haberse generado un rechazo frontal hacia los ejemplos que el profesor pone), y un significado sociocultural asociado a la identidad étnica de los estudiantes[2] (ya que se puede asumir que los contenidos curriculares, así como la formación del profesor, están más centrados en una enseñanza dirigida a personas de contextos socioeconómicos mucho más favorecidos, lo que en sí supone una forma de discriminación sutil respecto al acceso al aprendizaje en condiciones de equidad de personas de origen cultural minoritario y socioeconómicamente más deprimido).
La película, más que en lo cognitivo, se centra más en el plano relacional. Lo que sí es claro que es François toma en cuenta no sólo el factor cognitivo y conductual a la hora considerar acciones hacia sus alumnos, sino que le da una enorme relevancia a factores sociales y psicoafectivos, y sospecho que es por esta razón que una buena parte de su hora de clase la dedica a escucharles, así corra el riesgo de ver amenazado su estatus. Un detalle que toda la película se encarga de mostrar es la sensibilidad y reactividad de los alumnos ante las palabras. El discurso de un profesor no debe resultar nunca irrelevante, es más, debe utilizarse como factor clave para favorecer la relación que tiene con los chicos y chicas. De esta forma, si bien el discurso de François es cercano y procura ser positivo, la misma situación le lleva a descuidarlo en momentos de flaqueza, en aquellos momentos en los que su autoridad se ve dañada, propiciando un conflicto que pasa a ser destructivo, en vez de constructivo. Se ve cómo poco a poco pierde la paciencia; si al principio ante los conflictos se reservaba después de la clase un momento de conversación individual con la alumna (como ocurre con Khumba, con quien de hecho acaba teniendo mucha mejor relación), según avanza el curso y los conflictos continúan no los trata a nivel individual, sino que trata de utilizar al grupo para rebajar la posición del alumno o alumna (ocurriendo esto con las delegadas o con Souleyman). Este es, posiblemente, un factor clave que hizo que la situación se le fuese de las manos.
Un aspecto que sí se hace evidente es que François toma en cuenta el momento y los procesos de desarrollo que están viviendo sus alumnos. Se da cuenta de que son adolescentes, que además de vivir situaciones sociales determinadas, están en medio de un proceso que requiere paciencia, escucha y guía. Sabe que sus alumnos y alumnas están desarrollando sus capacidades, así como elaborando su identidad, resaltando su autonomía respecto a los adultos pero a la vez mostrando una enorme dependencia al grupo. Son enormemente egocéntricos y están muy pendientes de las reacciones del resto del grupo ante sus palabras. Por ello, François dedica mucho tiempo y paciencia a la discusión, a cuestionar en los debates las formas de pensar dicotómicas, egocéntricas, seguras e inflexibles de los chicos, a resaltar diferentes puntos de vista (como, por ejemplo, se aprecia en el momento en que saca a alumnos a la pizarra a defender diferentes cosas), favoreciendo la escucha y la reflexión.
Con respecto a las preguntas planteadas sobre si me parece adecuada su metodología, o si tiene éxito o no, creo que ya he respondido en parte. Es difícil decir sí o no, ya que la complejidad de la situación dificulta que pueda emitir un juicio de estas características. Definitivamente, hay aspectos que me parecen muy apropiados, como su defensa de los alumnos considerando sus situaciones personales y sociales, su rechazo a los castigos entendiendo que hay soluciones a los problemas que pasan por el diálogo, el contacto personal, cercano y directo o el intento de conocerles más y mejor para establecer juicios y evaluaciones. Hay otros aspectos me resultan menos apropiados, como la rigidez estructural de la clase, la falta de implicación para mejorar las relaciones entre los alumnos y alumnas favoreciendo la cooperación y la participación conjunta (más allá de separarles cuando existe un conflicto verbal), o la falta de contacto individualizado con ellos (el contacto a nivel grupal con adolescentes de esta edad será muy diferente a nivel de cercanía y compromisos que si se da a nivel individual, ya que delante de su grupo el adolescente siempre mostrará una faceta de sí mismo que esté en conformidad con las expectativas de su grupo, lo cual no ocurrirá si se le reúne solo con el profesor). El éxito en este sentido es parcial, finalmente se muestra que sí ha logrado tener una relación cercana con ellos, que sí ha logrado favorecer su desarrollo en diferentes áreas y cómo trata que los chicos y chicas las hagan explícitas y se vuelvan conscientes de su propio aprendizaje. Pero a nivel individual el éxito no se da, como ocurre en el caso de la alumna que al final de la película le dice, sola y con una inquietante expresión, que “no ha entendido nada”, o en el caso de Souleyman, con quien sus buenas intenciones se quedan en nada por falta de iniciativa y de colaboración y contacto directo con él. El éxito, definitivamente, no solo depende de la metodología explícita, sino de una serie de habilidades personales como profesor que deben ser entrenadas, de una autorreflexión y una flexibilidad personal expresada día a día, de factores externos (familia, sistema educativo, condiciones sociales, etc.) cuya influencia diaria mina la voluntad y el esfuerzo tanto de alumnos como de profesores (lo cual se refleja de un modo muy interesante en el debate que tienen los profesores sobre hasta qué punto tomar en cuenta las dificultades familiares de Souleyman para convocar o no un consejo disciplinario, pero sí toman en cuenta las dificultades de Wei cuando su madre es detenida). Es por esto que el éxito, respecto a nuestra responsabilidad como docentes, viene asociado a nuestra implicación a nivel personal y también político y social.
3.- ¿Crees que el profesor protagonista está “desbordado” por la situación? ¿Qué queremos decir con eso? ¿Qué le desborda? Y el adolescente protagonista que es finalmente expulsado del instituto, ¿está también “desbordado”? ¿Es el mismo tipo de “desborde”? Si comparas a Souleyman con sus compañeros, ¿en qué se diferencia?, ¿pueden gestionar la situación igual?
Por un lado, respecto a François, podemos pensar en un sentido más coloquial de la expresión que, efectivamente, llega un momento en el que está desbordado, la situación ya no puede controlarla, los condicionantes le ganan, le saturan, sus reacciones ante sus alumnos y alumnas, en el momento de mayor conflicto, se vuelven impulsivas. Esto lleva a que se genere una situación de tensión muy fuerte, una especie de lucha de poder. Es un momento particular en el desarrollo de sus propias habilidades como profesor, que necesariamente le llevan a un conflicto consigo mismo que le hacen cuestionarse sus formas, evaluar sus contradicciones respecto a lo que quiere hacer y a lo que hace en realidad, repensarse como profesor. El desborde viene dado no tanto por los alumnos en sí, ya que su postura defensora constante da a entender que se auto-inculpa en parte por los hechos que se van sucediendo, sino por un sentimiento de frustración que viene por no ser capaz de controlar la situación como quisiera hacerlo, por no lograr influir más en sus alumnos y alumnas, por la impotencia al no saber qué hacer o cómo mejorar ante las problemáticas familiares y sociales que aquejan a sus estudiantes. Creo que el sentimiento exacto que parece reflejar François en sus peores momentos es ese, impotencia. Pero continúa con su labor, aparentemente impasible, manteniéndose sonriente, calmado y cercano, como asumiendo, resignado, que así es su trabajo, su realidad.
Souleyman es un caso diferente de desborde, representado finalmente en la pelea que tiene con su profesor. Por un lado, se nos da a entender que en su familia existen problemas, empezando por el hecho de que su madre no habla el idioma local, y sospechamos que su padre tiene poca implicación directa en la educación del chico, al no acudir a reuniones y al saberse únicamente rumores sobre él. Esto se suma a una evidente falta de comunicación, lo que lleva a una perspectiva sesgada y poco realista de la madre sobre las actitudes de su hijo. Esto nos hace pensar que, familiarmente, Souleyman no recibe apoyo efectivo de sus padres, aunque quizá sí de su hermano, figura que François debió de tomar más en cuenta como apoyo. Por otro lado, respecto a su forma de ser, se aprecia un carácter enormemente reservado, y una apariencia ante sus compañeros de indiferencia ante todo. Está a la defensiva, no admite ningún tipo de crítica al tomársela como personal, y tiene reacciones altamente agresivas ante cualquier persona. Su dependencia del grupo es enorme, se nota que la aprobación de éste hacia sus conductas son muy relevantes para él (se refleja en las preguntas que hace al profesor, normalmente con intención de quedar de gracioso o de rebelde, o en el momento en que expone su autobiografía y sus compañeros hablan bien de su trabajo, donde se refleja en su rostro una evidente felicidad). Su conexión con su grupo de iguales es muy relevante y cercana, y su actitud ante cualquier tipo de autoridad parece distante. Sus intereses y conductas vienen claramente determinadas por su grupo. Todo ello está obviamente relacionado no solo con sus circunstancias sociales o familiares, sino con su momento de desarrollo cognitivo, social y psicoafectivo[3]. Podríamos decir que Souleyman se ve desbordado cuando se suman las características asociadas a su momento de desarrollo, sus dificultades familiares, y la falta de cercanía y apoyo de los profesores del colegio. Este último factor es fundamental, desde el principio se aprecia la falta de voluntad del profesorado en apoyarle, hablan de lo que hace, pero no hablan del porqué lo hace. Incluso trivializan, a fin de quitarse la punzada en su conciencia (falta de tiempo, por ejemplo), el hecho de haberse saltado fases que podrían haber sido de ayuda para evitar la expulsión de Souleyman, la cual probablemente supondrá un punto y final en sus posibilidades educativas y de inserción social.
Dentro de que el tipo de desborde no es el mismo, como ya he descrito, del profesor y del alumno, sí se da la circunstancia de que los momentos más críticos de ambos coinciden en el tiempo, y uno y otro influyen en sus respectivos desbordes. No solo lo personal, sino las circunstancias y los diferentes sistemas[4] en los que se mueve cada uno, han supuesto factores decisivos para que la situación se tornase aparentemente irremediable.
Respecto a las diferencias entre Souleyman y sus compañeros, lo que el film muestra de forma más significativa es en lo respectivo a su apoyo familiar. En las reuniones que François mantiene con los padres, aunque sí existen diferencias entre ellos, se evidencian distintos niveles de preocupación e implicación, así como el intento de dialogar sobre sus inquietudes con el profesor. Son padres y madres que demuestran, de un modo más o menos profundo, interés por conocer a sus hijos y una visión parece algo más realista de ellos. Sin embargo, los familiares de Souleyman muestran completo desconocimiento, evidencian la nula comunicación que parece haber en su casa, su madre además adopta una postura negacionista y reacciona con el profesor como si éste fuese más una fuente de conflicto que un apoyo. Las mismas reacciones se aprecian en Souleyman, la falta de diálogo, la aparente indiferencia, la reactividad ante las críticas, el poco control de sus impulsos y estar a la defensiva. Todo ello, sin duda, marca una diferencia muy importante con sus compañeros y compañeras respecto a cómo afronta sus problemas y los conflictos que tiene con su profesor.
Por lo que la película es genial es porque refleja exactamente lo que se conocen entre sí, en un contexto habitual, los alumnos y los profesores. No expone planos de sus vidas familiares, conversaciones aparte para comprender la situación, sino que refleja exactamente lo que el profesor sabe y vive, dejándonos con muchas incógnitas que son, exactamente, las mismas incógnitas sobre la vida y circunstancias de los alumnos, que el profesor no sabe ni sabrá, o bien porque no se le permite, o quizá por forzarse a ser indiferente para implicarse lo menos posible con las dificultades de los chicos y las chicas, dejando de esta manera que sus fracasos sean asumidos como inevitables, y sus logros como motivos de alegría, facilitando así su supervivencia y el mantenimiento de una conciencia tranquila. Aunque suene duro, y lejos de culpar de forma directa al profesor, esta es la realidad, curiosamente en Francia, en España, e incluso en Perú (que es donde más experiencia directa tengo). Y si queremos que sea diferente no debemos olvidar que nunca debemos perder la ilusión con la que inicialmente entramos a la docencia, el fomento de grupos de apoyo entre profesionales, así como la acción directa no solo en el colegio sino saliendo de los muros que lo delimitan y que pretenden hacernos creer que nuestro campo de acción solo está dentro de la institución.



[1] Johnstone, Keith. Impro (1990). Pág. 26
[2] En los apuntes del módulo de Iborra, A; Nogueiras, G; y Herrero; D. Desarrollo en la Adolescencia (2015), se resalta el concepto de Identidad étnica para enfatizar la relevancia este aspecto de la identidad en el desarrollo del adolescente. Como docentes, tomar en cuenta el origen cultural y étnico de nuestros estudiantes es un factor fundamental para comprender desde sus perspectivas el significado que van a otorgar a lo que enseñemos, en función del grupo étnico del que pertenezcan. Personalmente, habiendo dado clases en Perú, comprendo la relevancia que esto tiene, ya que sino me adaptaba a la realidad cultural peruana para mis clases, tanto en mi discurso como en el contenido, éstas se tornaban absolutamente indiferentes para mis alumnos y alumnas. Y este es un esfuerzo importante que sin duda todo docente debe considerar.
[3] En este punto, los comportamientos que se perciben en Souleyman corresponden de forma evidente con lo que el autor Robert Kegan describe como etapa interpersonal del desarrollo.

[4] Es interesante considerar aquí el modelo ecológico de Bronfenbrenner, mediante el cual podemos analizar la situación de profesor y alumno en relación con sus microsistemas (el colegio), mesosistemas (relación colegio-familia), exosistemas (sistema educativo, servicios sociales, barrios), y macrosistemas (valores culturares de procedencia y del país en el que se encuentra actualmente).

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