miércoles, 16 de diciembre de 2015

En relación con Inside Out, las emociones, la conducta, los pensamientos y la adolescencia

Hola a tod@s!

Quisiera dejaros una pequeña historia que intenta, desde mi perspectiva, reflejar la importancia de lo que decimos, de lo que nos decimos y de cómo nos lo decimos a nosotros y su relación con cómo nos sentimos y qué hacemos. Se trata de una pequeña metáfora que posiblemente muchos conozcáis y que, la primera vez que me la escuché, me impactó. Yo soy psicólogo y me he formado, principalmente, en el área clínica, donde damos mucho peso a cómo pensamos, a lo que se nos pasa por la cabeza y cómo influye después en cómo actuamos y en qué emociones aparecen. Quisiera ponerlo en relación con la adolescencia ya que, como hemos visto, se trata de una etapa de continuos cambios y en la que forjamos el filtro por el que, en el futuro, pasaremos todo aquello que vemos, escuchamos y sentimos. Espero que os permita reflexionar como a mi me lo hizo.

Muchas gracias!

Alejandro.

Pd.: espero publicar esto en el lugar adecuado. Es mi primera entrada en un blog. ;)

Se estaba construyendo la catedral de Chartres. Los obreros trabajaban afanosamente en las tareas de la costosa y lenta edificación. Un buen día pasó por allí un viandante que se detuvo para observar las obras. El día era en extremo caluroso y, bajo aquel sol de justicia, los obreros trabajaban sudorosos y extenuados. El viandante se dirigió a uno de los trabajadores que, maldiciente y, con el rostro contraído por el esfuerzo y la acritud, levantaba una piedra enorme.
- ¿Qué está haciendo, buen hombre?, preguntó el viajero.
- Ya lo ve, levantando esta enorme piedra. Con este sol abrasador el trabajo resulta insoportable. Esto no hay quien lo aguante. Un día tras otro. Un mes tras otro. Un año tras otro. Unos días, como éste, con calor, otros con lluvia, muchos con frío. Maldito el día en que me contrataron para este trabajo,.
El viandante camina unos pasos y se dirige a otro trabajador que, después de golpear una enorme piedra con el pico, está levantando con gran esfuerzo para colocarla sobre otra.
- ¿Qué hace usted, buen hombre?, pregunta al esforzado trabajador.

Molesto por la mirada del visitante y malhumorado por el terrible esfuerzo que acaba de realizar, contesta mientras se seca el sudor:
- ¿Es que no lo ve? Estoy levantando este interminable muro que, si Dios no lo remedia, acabará conmigo.

El viandante avanza un poco más y se encuentra a un tercer trabajador que está realizando una tarea similar a la de los dos anteriores. Está levantando una enorme piedra para colocarla en el lugar adecuado.
- ¿Qué está haciendo usted, buen hombre?, pregunta por tercera vez el viandante.
El trabajador, sonriente y orgulloso, contesta de manera entusiasta
- Estoy construyendo una catedral.
Los tres trabajadores estaban haciendo una tarea similar. Una tarea que requería esfuerzo y tesón. Pero la actitud con la que la realizaban era muy diferente. Uno maldecía la tarea. Otro, resignado y miope, realizaba rutinariamente su trabajo a la espera del jornal. El tercero disfrutaba de la tarea imprimiendo a su trabajo un sentido elevado y motivador.

Reproduzco la metáfora de http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2010/12/04/construir-una-catedral/ donde explica que aparece en el libro de José Antonio Marina "La educación del talento".

No hay comentarios:

Publicar un comentario